Mirar
Podemos
dirigir nuestra mirada, nuestra atención hacia el mundo que nos rodea, o
podemos atender nuestro mundo interior.
El
mundo interior, los sentimientos, soledad, el miedo a muchas vivencias, al
fracaso, al no me quieran, miedo al rechazo, el sentimiento religioso…
Todo el
mundo exterior es vivido y transformado por el mundo interior, una cosa es lo
que vemos y otra muy distinta la interpretación de aquello que tenemos delante
de nuestros ojos. Las vivencias de fuera son interpretadas por las vivencias
que hemos tenido en nuestra historia, en el pasado de cada uno.
Gran
parte de los seres humanos centran su atención en la problemática del mundo
exterior olvidándose de que los contenidos internos son sumamente determinantes.
Hay momentos en que la vida, hace que nos paremos y le dediquemos algo de
atención al gran ignorado.
Individuos
dotados de una gran inteligencia nos mandan mensajes a través de sus vidas y de
sus escritos: Hermes Trimegisto, Cristo, Buda, muchos sabios griegos como
fueron, Aristóteles, Sócrates…, y otros más recientes, Freud, Jung, Krishnamurti…
y miles más. Todos ellos no solo miraron con gran interés el mundo que les rodea,
sino que, además, investigaron en el mundo interior y dejaron sus aportaciones
para la posteridad.
El
mundo interior nos la juega, creándonos una gran cantidad de problemas y
conflictos que hacen que nuestra existencia se hunda en la miseria psíquica, en
las enfermedades psicosomáticas…
Recuerdo
una máxima de alguien que no dejó su autoría: “Hijo mio, dale importancia solo
a aquello que no puedas perder en un naufragio”
Todo lo puedes perder en un
naufragio y si confiamos en la existencia del alma, es lo único que
salvaríamos. Por sí, o por no, es conveniente hacer músculo con ese cuerpo,
para aquí y para allí.
Nuestros cuerpos sutiles, merecen
ser atendidos al mismo tiempo que realizamos trabajos en el mundo de fuera.
Observar y amar a nuestro enemigo
interior, (los conflictos), también llamado bestia, agregados psíquicos…, es el
trabajo más productivo que podemos hacer. Cristo nos da una clave: amar al
enemigo. Párate un momento a lo que voy a decir: yo soy el enemigo, yo debo amarme, en mí está mi enemigo.
Para amar es necesario mirar, conocer,
acercarse, pararse, contemplar…, no interpretar, ni querer huir, más bien unirte
a lo que amas.
El cuento de la “Bella y la
Bestia”, ha sido reescrito más de una vez. Yo saco mis propias
interpretaciones, que no creo que estén muy lejos de las intenciones ocultas
del escritor. Para mí es un cuento esotérico con contenido secreto. Los elementos
del cuento pertenecen a cualquier ser humano. La bestia, la bella y la flor. La
bestia es mi bestia interior, (mis conflictos); la bella es mi inteligencia, mi
atención, mi mirada. Cuando la bella sea capaz de amar a la bestia, (cosa
difícil), la bestia, que no es más que un príncipe encantado por una bruja,
recobrará su naturaleza verdadera. Siempre que esto suceda antes de que la flor,
(la vida), se marchite.
Bueno. Buenas tardes
Juan F. Carbonell del Pino 11/11/2022
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