Alimentación y salud
“Come poco y cena más poco, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago, amigo Sancho". Miguel de Cervantes
No enfermamos por azar, sino que la enfermedad se instaura y desarrolla en el cuerpo con el alimento que cada día ingerimos.
En todo su recorrido, arterias, linfa, tejido intersticial, células, órganos… la basura va dejando impregnados todo cuanto toca, queda un depósito que va a formar obstrucciones, como los ateromas de cal y grasa en las arterias, barro y piedras biliares en la vesícula, restos en el interior de las células, partículas agresivas como son los radicales libres, piedras en el riñón, celulitis, deterioro de los glomérulos de los riñones, hígado graso, intoxicación del sistema nervioso, etc., y sus muchas enfermedades que derivan de lo anterior.
Sustancias muy dañinas como son las grasas duras, el amoniaco, procedente del metabolismo de las proteínas, colesterol, homocisteína, ácido úrico, etc.
Excesos y carencias, desnaturalización, son las características más sobresalientes de nuestra alimentación. Excesos de grasas duras, escasez de ácidos grasos poliinsaturados como son el linoleico y el linolénico, que se encuentran en las nueces, en el germen de los cereales integrales, en las semillas de lino... ; exceso de alimentos refinados, se les quita la piel y el germen a los cereales, con lo que se les priva de los ácidos grasos esenciales, de las vitaminas, minerales y fibra... ; carencia de alimentos integrales, como las pastas integrales, el arroz integral, el pan integral, etc.; malos alimentos epigenéticos como carnes, refinados, grasas trans, etc., escasez de buenos alimentos para que la expresión genética sea beneficiosa como verduras, frutas, cereales integrales...
De generacíón en generación, cada vez somos más débiles y degenerados. En la juventud se soportan los excesos, y cada vez menos; ya en la madurez se empiezan a sufrir las consecuencias, y no solo son consecuencias de los abusos de los años jóvenes, que se suman a los abusos de nuestros padres, tal y como nos lo cuenta la rama de la genética, la epigenética; heredamos la debilidad por los abusos de las generaciones pasadas, y nuestros hijos y nietos heredarán la debilidad como consecuencia de nuestros malos hábitos.
Autor: Juan Carbonell
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