viernes, 10 de mayo de 2013

12-Curar

A lo largo de millones de años, los seres vivos han sido forjados en función de las condiciones ambientales; podemos añadir que han sido paridos por ese medio: temperatura, humedad, nutrientes... Cuando tuvieron capacidad para elegir el alimento, sabían por instinto qué debían de comer y qué desechar, hacían además una selección en función de que el alimento sentara bien o mal, así se desarrollaban fuertes y saludables, capaces de soportar las variaciones de temperatura y de terrenos difíciles, en las largas caminatas.

La elección de lo que sienta bien, es crucial para el mantenimiento del vigor; es importante el malestar que conlleva el consumo perjudicial de alimentos, si no hubiera malestar no se sabría que aquello es malo, sienta mal.
Si no fuera porque lo dañino va acompañado de una molestia, de un dolor, se seguiría consumiendo y acabaría destruyendo al que fuera insensible a esa consecuencia.

La raza humana no habría llegado hasta este momento de la historia, se habría extinguido antes, si hubiera conseguido mitigar esa penitencia con un potingue o bebedizo, con una hechicería o sortilegio; se habría ido degenerando poco a poco hasta desaparecer de la faz de la tierra.

Lo saludable proporciona bienestar: cuando respiras aire limpio, corres, comes fruta, compartes, ríes,  descansa... todo esto hace que te sientas pleno, vivo, activa la circulación, las hormonas..., y te hace ganar salud

Lo que perjudica deja su presencia en nuestro conocimiento, nos marca una tendencia al rechazo de su práctica, por el malestar que sentimos.

Apartarse de las leyes de la naturaleza ocasiona vejez prematura, debilidad, enfermedad... es la misma consecuencia dolorosa lo que permite, a una inteligencia observadora, el darse cuenta del error y corregirlo; es el aprendizaje que realizamos al quemarnos con el fuego, duele y lesiona; al tomar un alimento de desagradable sabor... Otros ejemplos pueden tener consecuencias a más largo plazo y no tener una evidencia tan inmediata.

Si nos encontramos mal, buscamos una manera de liberarnos de ese dolor, el instinto busca: cambiamos de postura, nos ponemos a la sombra, dejamos de comer algo que se asocia al malestar, descansamos... en suma, modificamos nuestra conducta dañina; Ayer, hoy, cada día, corregimos y los comportamientos malos tienen la oportunidad de que sean eliminados.

A veces es necesario contar con una ayuda no perjudicial, pero en lo cotidiano es el hábito saludable el que te cuida.

El instinto y la práctica, nos hace descubrir que es lo bueno y qué lo malo, así viven los animales en la naturaleza, sanos, fuertes, y no degeneran.

Si antes cualquier malestar, no cambiamos el hábito pernicioso, sino que nos tomamos el potingue... ¡hurra! se ha quitado, puedo seguir comiendo igual que antes...

Ya nacemos en un entorno modificado, el pan refinado, el azúcar, los dulces, los cocinados, la escasez de alimentos crudos... los hábitos perjudiciales se toman por beneficiosos; los padres, vecinos, maestros... entregan a sus hijos su legado torcido, crecerán recibiendo los malos comportamientos... se curarán los síntomas y seguirán con las malas costumbres, que son las culpables de su mala salud, la causa de sus males.

Lo que puede conseguir, en beneficio de la salud, una alimentación bien orientada, no hay nada que lo pueda igualar, la alimentación consigue:

  • Corregir la tendencia del ph, 
  • Regular la bomba sodio potasio, a través de las frutas.
  • Vitamina C, a través de las frutas.  
  • Aportar vitaminas del grupo B, E, A, ácidos grasos esenciales, fibra, a través del germen  y la cascarilla, consumiendo cereales integrales, 
  • Regular el colesterol, 
  • Regular el amoniaco,
  • Regular el ácido úrico. 
  • Remineralizar.  
  • Aportar gran cantidad de fitonutrientes, que protegen frente a multitud de agresiones.
  • Aportar enzimas. 
  • Desintoxicar.
  • Depurar.
  • Fortalecer.
  • Regenerar. 
  • Y un largo etcétera.
Y una mala alimentación consigue lo negativo de todo lo anterior.

Nada, ni nadie, puede aportar la multitud de nutrientes esenciales que poseen los buenos alimentos. 
Nada puede corregir los desórdenes que ocasiona una mala alimentación. 

¿Qué puede curar? ¿Quién tiene el poder de la curación?

El hombre es un animal, y además, tiene inteligencia, pero hemos podido observar que su psiquismo tiene una pizca de perturbación, lo observamos en la actualidad y si miramos toda la historia de barbaridades cometidas...  si, el hombre tiene una perturbación importante.

Algunos intereses de ciertos sectores de la sociedad te gritan: "Sigue con tus hábitos, no te pares, cúrate, tómate (tal o cual potingue) y sigue".  Una vez que se crea el hábito de ese comportamiento se considera normal, aceptable y deseable.

Intereses productivos, de ventas y Beneficios, te premian si obedeces y castigan si no sigues el ritmo

Así se enferma, se envejece pronto y se degenera; pero interesa, porque así consumes más.

Si tu mente te atormenta, no te preocupes, tómate más potingues. ¿Que te quieres realizar? ¿Eso que es?. No seas estúpido, eso no deja dinero, trabaja y diviértete, pásalo bien, para cuatro días locos...

El que ofrece la salud en frascos, desea ganar dinero, te convence de que tiene la solución a la salud, convenció a tu abuelo, a tu padre... y el que compra, lo hace porque cree que esa es la forma, y además, quiere seguir con sus hábitos y no sufrir las malas consecuencias, y si cae enfermo, no importa, el potingue correspondiente y todos felices.

Poquito a poquito te vas deteriorando.

Cada día más perdido, llega un momento en que el cuerpo ya no puede soportar más tóxicos y se rompe. Las enfermedades degenerativas, alimentadas por años de mala vida, se desarrollarán y el tiempo que le quede de mal vivir, lo pasará con un carro de potingues a cuestas. Y si algún órgano se pudrió, se corta y se tira.
Si tuvo hijos, nacerán con más debilidades físicas y mentales, que sus padres y sus abuelos.
Pero no te preocupes que el Alzheimer hará que te olvides de todo.

Otro día contaré algo más alegre.

Texto de Juan Carbonell




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