sábado, 5 de marzo de 2022

Déspotas, tiranos y asesinos

 

 

Museo del Prado, Madrid (España)




Las pinturas negras 14 obras de Goya

 

Escena en la que el dios Saturno (Crono), devora a uno de sus hijos por temor de que estos lo destronasen en el futuro (como había echó él con su padre Urano, al que además castró con su hoz).

Júpiter, otro de sus hijos se salvó, pues con ayuda de su madre, se escondió, y el padre se tragó una roca envuelta en pañales.

            Con el tiempo Júpiter se convertiría en el jefe de los dioses y destronaría a su padre, obligándolo antes a vomitar a sus hermanos.

            Bien expresado por Goya, lo terrible y repugnante del acto que hoy se repite en la actualidad.

            La locura, el miedo patológico a ser rechazado y destronado, hace que el genocida sociópata devore a sus hijos.

            La unidad en el rechazo del mal conseguirá el triunfo del bien.

            Tenemos la seguridad de que Júpiter (ahora representado por la justicia) destronará a su padre Saturno (que representa el mal actual) y le hará pagar por los crímenes cometidos. 

Juan Francisco Carbonell del Pino

viernes, 4 de marzo de 2022

HUBRIS LA INTELIGENCIA AL SERVICIO DEL EGO


Hubris la inteligencia al servicio del ego.

 

                Muchos hombres y mujeres son convertidos en seres con conflictos psíquicos a través de la convivencia maleada con sus cuidadores, padres, principalmente, u otros adultos próximos. 

Los conflictos producen daño psíquico que implica negación de ser, para poder seguir viviendo tendrán que compensar sus desequilibrios ambivalentes “tú vales”, “tú no vales”.

Las carencias y contenidos negativos que haya acumulado, en la infancia, sobre todo, les impulsarán a buscar apoyos positivos que eleven su auto estima personal. Estos apoyos serán todos los triunfos que pueda acumular el sujeto en cuestión. A mayor carencia más triunfos tendrá que conseguir para equilibrar la balanza “vales – no vales”.

Un voraz apetito por llenar el vacío producido por las carencias y agresiones sufridas en su infancia le llevará a la búsqueda del alimento de su ego, del que será esclavo toda su vida. Si no le lleva el alimento a su ego, se revolverá en lo más profundo proyectando una sombra terrible para él

Todos los seres humanos adquieren esa mancha durante la infancia, unos menos, otros mucho más.

Los que menos, lo tendrán más fácil, en los otros su egoísmo los puede llevar a poner su inteligencia en las metas más altas, por encima del bien, sin reparar en el sufrimiento ajeno, necesitará sentirse el elegido para realizar altas proezas, devastando aquello que se interponga en su camino.

El mundo ha conocido a sujetos sociópatas de esta índole que han sido terribles, mortales para la humanidad, para los suyos y para ellos mismos.

Los hubris están al acecho.

La historia es una sucesión de guerras imperialistas.

Son frecuentes los genios de la guerra que quieren alcanzar el título de “emperador”.

Son insaciables, sus egos no se satisfacen con poco, y su genialidad está al servicio de su personalidad. Se alimentan de triunfos, se creen los elegidos para alcanzar el máximo poder del imperio personal.

El despótico tirano moderno sigue ahí, ahora representando su papel de sociópata, embustero, sin sentimientos, deshumanizado utilizando a los demás para la consecución de sus fines egoístas.

El sufrimiento que están provocando es indescriptible, dantesco. No puedo entender como alguien es capaz de provocar algo así. Me siento horrorizado y siento vergüenza de pertenecer a la especie humana. 

Sus seguidores no se dan cuenta que son utilizados, que siguen a un perdedor: todos los imperios han caído.

Los imperios conseguidos con sangre se acaban, lo vemos en la historia.

Las asociaciones de naciones, como la europea, se hacen desde la libre elección, por votación popular y para la ayuda mutua. Cuando alguna se quiere ir, pues se va, como hizo Inglaterra hasta que libremente decida volver.

Cuando alguien quiere hacer un imperio por la fuerza es porque él quiere ser el emperador.

Se acabaron los grandes imperios como el romano, el mongol, el británico, etc.

Las naciones quieren ser dueñas de su propio destino. Sus ciudadanos quieren expresar su identidad dentro de ese territorio, de esa nación, corregir sus defectos y mejorar, equivocarse y corregir para ser mejores cada día, para sí y para los demás.

Que los hombres y mujeres de mente clara y corazón bondadoso reaccionen y se pongan en acción positiva. Despertad, Hijos de la Luz, estén donde estén, en cualquier lugar del planeta y en el espacio de acción que tengan, en lo poco o en lo mucho, detengan el genocidio, ¡actúen!

Juan Francisco Carbonell del Pino

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