viernes, 4 de noviembre de 2022
¿IGUALES?
domingo, 30 de octubre de 2022
LA BÚSQUEDA DE ACEPTACIÓN
La búsqueda de aceptación de los demás, es una demanda prioritaria en los
seres humanos que los va a acompañar toda la vida, marcando su comportamiento.
Es el instinto de compensación
del que habla Freud, Adler…
En los casos más notorios siempre
los encontraremos buscando que los demás los miren como vencedores, modelos,
poderosos; suelen ser vanidosos, engreídos, con la pretensión de causar
admiración, respeto, incluso miedo. O simplemente como atractivos, graciosos,
con don de mundo, etc.
Se pone en juego el aspecto
físico, ya sea con la posesión de un cuerpo bello, el pelo cuidado, músculos de
gimnasio, maquillaje, perfume, adornos, vestimenta a la moda del momento,
elegantes con camisa y corbata…
La posesión de objetos como
móvil, reloj, moto, coche, casa, mobiliario… también son utilizados para
valorarse.
Vocabulario, gesticulación,
adecuados al entorno cultural por el que se desenvuelvan.
La competencia académica y
laboral.
Habilidades sociales, que les
hagan caer en gracia en los demás.
Éxito en la conquista del otro
sexo. Brutalidad si no lo poseen con seguridad, celos, posesión, agresión...
Prácticas en el uso de alcohol,
tabaco, drogas… que sean valoradas por el grupo.
Todo este montaje se organiza
para conseguir ese “tú vales” que nunca será de forma plena y siempre en vilo
de perder esa estima. Por lo que se requiere más y más afirmación.
La necesidad de la aceptación por
parte de los demás se da en todas las edades. Desde las primeras miradas que
dirige la madre, hasta los celos hacia el hermano pequeño, pasando por las
relaciones amistosas en el colegio, el grupo en la adolescencia, la adquisición
de conocimientos, la competencia en el trabajo…
En las edades más jóvenes la
necesidad de aceptación e integración pueden llegar a ser dramáticas, como ante
el rechazo por ser gordo, retrasos, diferencias culturales, el Bullying,
(acoso), la adopción de prácticas indeseadas como son el alcohol, la drogas; la
ineficacia en los estudios, la presión del colegio, la presión de los padres,
el maltrato familiar…
Estas situaciones pueden llevar a
enfermedades, sobre todo mentales, y al suicidio…
Es obligación de los padres
apoyar a los hijos dándoles el máxima de aceptación, respeto, paciencia, atención,
alimentación sana, deporte…, así necesitarán menos de la aceptación de los
demás, de la compensación, ahora, en el futuro y a lo largo de la vida.
Cuando falla la compensación, la
aceptación, el individuo cae en la frustración, la tristeza, la depresión, en la ira... se hunde en sus desgracias que no puede compensar con los suficientes éxitos.
Las mejores formas de
compensación están en el deporte, en la práctica musical, en el altruismo,
(ayuda a los demás) …
Y, además, trabajar sobre sí
mismos para no tener dependencias psíquicas que esclavicen.
Juan F. Carbonell del Pino 30 de octubre de 2022
viernes, 21 de octubre de 2022
Ser.
Siempre estamos en paradojas, en
conflictos que nos llevan y nos traen, como en un ring con los ojos vendados, y
como si una multitud de boxeadores nos pegaran sin descanso.
Ser como una hoja llevada por el
viento te transporta a una aventura…, a veces fresca y luminosa, a veces dura,
solitaria y dolorosa…, siempre auténtica.
Si te empeñas en ser algo diferente a los momentos que viven el viento y la hoja… posiblemente te agarres a un tiempo a un espacio, a un lugar, a una creencia, a un color…, pero te perderás las vivencias que mantienen el viento, la hoja y el mundo.
Si te empeñas en ser un espacio,
un lugar, un color fuera de la luz blanca, no serás nunca ese espacio, ese
lugar, ese color… solo que te empeñarás en serlo y, por lo que, tendrás que
pagar duramente. En un color y en otro, quizás en cada uno de los siete colores
de la luz blanca. Todos salen del mismo sitio, pero por separado no son la luz
blanca, si bien esa luz los contiene a todos cuando están unidos son tu
energía, tu plenitud, conforma todo tu ser.
Sólo la luz blanca te da una
constante, y a la vez libertad.
Si la luz blanca es tu vehículo
podrás viajar cómodamente por todo el universo, por todos los colores.
Si te sientes desgraciado por ser
indeterminado sufrirás inútilmente y te perderás el gozo de no ser nada, la
libertad de la indeterminación que te abre las puertas de todas las
posibilidades del universo.
Estar y ser siempre en la luz
blanca que contiene todos los colores, toda la energía de las estrellas. Allí,
no siendo nada, lo puedes ser todo.
Si crees que no te aman, que no
te valoran…, ámate, y únete al máximo valor, a esa luz blanca que habita en ti,
y ama tú. A todo, a los buenos, a los malos, a los torpes, al paisaje, a las
estrellas, a la vida…
No es fácil encontrar a personas
que amen porque todas están apresadas en sus conflictos, en su miedo, en su
dolor, en su confusión…, ama tú y así vivirás tu luz blanca, el “Tesoro
escondido” en el interior de los hombres.
Juan F. Carbonell del Pino
domingo, 16 de octubre de 2022
El tesoro escondido
El Tesoro escondido
Fue un
día en que dejando caer la mirada joven, por un tenderete de libros usados en
el rastro de Madrid, atrajo mi atención un ejemplar ajado y ocre por el paso
del tiempo. “Por el Reino encantado de Maya”. Relatos recopilados por Mario
Rosso de Luna. Mi interés aún se acrecienta al descubrir que tenía las hojas
pegadas, nadie había leído ese ejemplar.
He aquí una de las parábolas que leí en ese libro:
“El tesoro escondido”
“Escrito está en
letras de fuego en los viejos libros iniciáticos que consultó Platón para escribir
su Banquete de los dioses, que los hombres de la Edad de Oro alcanzaron tal
felicidad, tan inmenso saber y un poder tan gigantesco, que los dioses
sintieron envidia hacia ellos, temiendo muy fundadamente que les usurpasen
algún día todo su inmenso y secular poderío.”
“Diéronse, pues, trazas un día los dioses de lograr
arrebatar el tesoro de la felicidad a los mortales, quienes, al perder tamaña
riqueza, cayeron bien pronto en la orfandad y en la abnegación más tristes. En
ese mismo y desdichadísimo estado de miseria en que hoy le adivina la ciencia
de la Prehistoria.”
…” los dioses se convencieron bien pronto de que estaban
perdidos a la corta o a la larga si no escondían convenientemente el “Tesoro de
la Felicidad” en un sitio tal y tan oculto que jamás volviesen a dar con él los
pícaros hombres.
…” Ningún lugar había absolutamente seguro para ocultarlo
pues los hombres (que son dioses también sólo que lo han olvidado porque
bebieron antaño las soporíferas aguas del Leteo que les tiene dormidos desde
entonces), despertarán al fin algún día de tamaño letargo o “encantamiento” y
¡ay, luego, de los dioses!, porque sonará para ellos la hora de su ocaso, “…
“… el más experto de los dioses —no se. sabe bien si
Narada o Mercurio— le dio al fin a sus compañeros este consejo práctico,
expedito, infalible: — ¡Necios! Si queréis que el hombre jamás encuentre lo que
busca, esconded su Tesoro en su propio e inconstante corazón...”
…” El Tesoro, por arte mágico poco o nada, explicable
para nuestra obtusa mente, hubo así de pasar al corazón de todos y de cada uno
de los mortales, quienes, aunque notaron luego algo extraño en sí propios, ni
remotamente pudieron pensar que aquel “algo” era precisamente lo que con tan
insaciable ahínco habían perdido. ¡Así, mientras buscaban el Tesoro, (de la
felicidad), resultó lo llevaban dentro” …
Pasaron de este modo cruel edades tras edades, con gran
mofa y escarnio por parte de los dioses, quienes, desde sus alturas olímpicas,
veían cómo y de qué manera, por la busca de un vano fantasma de felicidad, los
dormidos hombres se destrozaban como fieras unos a otros.
“… al fin, es a saber que llegó la plenitud de los
tiempos anunciada por la profecía, es decir el día, augusto en que el titán
Prometeo, extendiendo su brazo gallardo, encendió la Antorcha del Pensamiento
en ese mismo e inextinguible Fuego de Amor que alimenta al Sol y hace
resplandecer a los cielos. Con la antorcha mental así encendida fue despertando
sucesivamente y más o menos en todos los hombres un fuego igual al suyo
primitivo. A los destellos de semejante Luz, pudieron mirar al fin, en el fondo
de su pecho: ¡allí vieron brillar más pura que nunca al “Ascua de Oro”: ¡El
Tesoro de la Felicidad Oculta! “
Solo
quiero señalar que en el hombre se da la conjunción de algo que, al fusionarse
con su atención, le hace sentir plenitud.
Porque
no quiero apelar a ninguna creencia sino a hechos palpables, es por lo que señalo a la observación y experimentación de sí mismos.
Dejar
caer la mirada sobre aquello que nos hace plenos, sobre esa luz, esa estrella,
que habita en cada uno y que cuando se toca se revivifica haciéndote luminoso,
suficiente, pleno, capaz…
Que no
depende del éxito personal, del dinero, de la aceptación o el rechazo de los
demás. Más allá de la personalidad, de su éxito o fracaso… allí estás tú, y no
necesitas más, todo lo demás se obtiene por añadidura.
Sólo
tienes que estar contigo, en el silencio… todo lo demás será iluminado por esa
luz.
Juan F.
Carbonell del Pino
viernes, 23 de septiembre de 2022
Sé que estás ahí,
Puedo sentirte. No importa que
seas joven o mayor, triunfador o fracasado, chico o chica, guapa o feo,
homosexual, heterosexual… o asexual.
El mundo te acoge seas quien seas.
El espacio deja un lugar a tu anatomía. Te desplazas,
bailas, saltas…
El sol te aporta luz a tu piel, a tus ojos. Te da calor. Sin
preguntarte nada.
El agua te hace flotar, aporta su temperatura y puedes
penetrarla, bucear y descubrir los millones de seres vivos que habitan los
mares. Eso es para ti, como un regalo de cumpleaños.
Sé que
estás ahí y me siento acompañado de tu existir, profundamente acompañado, con
tan solo poner mi ánimo en ti.
sábado, 5 de marzo de 2022
Déspotas, tiranos y asesinos
Museo del Prado,
Madrid (España)
Las pinturas negras 14 obras de Goya
Escena en la que el dios Saturno (Crono), devora a uno de sus
hijos por temor de que estos lo destronasen en el futuro (como había echó él
con su padre Urano, al que además castró con su hoz).
Júpiter, otro de sus hijos se salvó, pues con ayuda de su madre, se escondió,
y el padre se tragó una roca envuelta en pañales.
Con el tiempo Júpiter se
convertiría en el jefe de los dioses y destronaría a su padre, obligándolo
antes a vomitar a sus hermanos.
Bien expresado por Goya, lo
terrible y repugnante del acto que hoy se repite en la actualidad.
La locura, el miedo patológico a ser
rechazado y destronado, hace que el genocida sociópata devore a sus hijos.
La unidad en el rechazo del mal
conseguirá el triunfo del bien.
Tenemos la seguridad de que Júpiter (ahora
representado por la justicia) destronará a su padre Saturno (que representa el mal
actual) y le hará pagar por los crímenes cometidos.
Juan Francisco Carbonell del Pino
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