Hace mucho que el hombre tomó el camino
equivocado.
Hace mucho que
el hombre tomó el camino equivocado. Matanza, esclavitud, tortura de otros
seres humanos, hambrunas provocadas, exilios masivos... Y cuando los pecados no
eran ni son tan terribles, se practicaron y se siguen practicando otros también
dañinos como la envidia, los celos, el odio, el maltrato...
La vida ha
enviado seres dotados de inteligencia y bondad para poner freno a la maldad.
Pero han sido pisoteados, escupidos, insultados, despreciados…, también
venerados, muchas veces, las que más, utilizados…
Utilizados han
sido los grandes hombres que ha parido este planeta a lo largo de su historia. Usados para el beneficio propio de muchos desaprensivos que han cometido en su nombre
los mayores abusos y crímenes.
Revestidos de
lo que no eran, enmascarados con las caretas de la bondad y la mansedumbre han
atraído a los incautos y también a los interesados en cobijarse bajo su sombra.
Reyes y poderosos han aclamado a los impostores, promovidos por el interés propio.
Compinchados se
han adueñado, no sólo de las exiguas riquezas del pobre, sino, además, de sus
mentes, llenándolas de temores y sentimientos de culpa.
Los seres dotados
de inteligencia y bondad y sus mensajes, han sido desprestigiados y manchados
con los abusos que los bigardos han cometido en sus nombres.
Yo quiero hoy
hacer una mención al rescate de las grandezas de nuestra herencia. Ahora sólo
lo dicho. Espero volver con más contenido en la mochila.
El camino es la vida.
Es
necesario contemplar el conjunto.
La panorámica,
la perspectiva desde todos los ángulos posibles.
Desde la
atalaya mirar el valle con su amplitud, el bosque lleno de vida vegetal y
animal, las montañas besando el cielo, el cielo albergando el gaseoso cuerpo,
el río con su correr y serpentear multiforme, en su mansedumbre cuando riega el
valle, en su turbulencia cuando cae de las montañas, en su abrazo cuando
desemboca en el mar.
Contemplar el
tiempo, en ese continuo y constante es y ya no es, porque el instante siguiente
viene empujando sin dejarlo ni un solo momento.
Contemplar la
realidad, siempre revestida de multitud de disfraces y formas cambiantes.
El que mira, ya
“es” en su mirar.
El “mirar”, es
su potestad.
“Es”, en la
panorámica.
Y la panorámica,
es reconocida por “él”.
Habita en su
consciencia.
Buenas noches.
Feliz fin de semana.
Juan Carbonell
del Pino
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