sábado, 4 de diciembre de 2021

EL CAMINO

 

Hace mucho que el hombre tomó el camino equivocado.

Hace mucho que el hombre tomó el camino equivocado. Matanza, esclavitud, tortura de otros seres humanos, hambrunas provocadas, exilios masivos... Y cuando los pecados no eran ni son tan terribles, se practicaron y se siguen practicando otros también dañinos como la envidia, los celos, el odio, el maltrato...


Es necesario arropar, sobre todo a los niños, y protegerlos del agravio y el desamor. “Quien siembra vientos recogerá tempestades”, y son los niños el terreno fértil. ¿Qué recogeremos mañana, si la siembra de hoy no es buena?

La vida ha enviado seres dotados de inteligencia y bondad para poner freno a la maldad. Pero han sido pisoteados, escupidos, insultados, despreciados…, también venerados, muchas veces, las que más, utilizados…

Utilizados han sido los grandes hombres que ha parido este planeta a lo largo de su historia. Usados para el beneficio propio de muchos desaprensivos que han cometido en su nombre los mayores abusos y crímenes.

Revestidos de lo que no eran, enmascarados con las caretas de la bondad y la mansedumbre han atraído a los incautos y también a los interesados en cobijarse bajo su sombra. Reyes y poderosos han aclamado a los impostores, promovidos por el interés propio.

Compinchados se han adueñado, no sólo de las exiguas riquezas del pobre, sino, además, de sus mentes, llenándolas de temores y sentimientos de culpa.

Los seres dotados de inteligencia y bondad y sus mensajes, han sido desprestigiados y manchados con los abusos que los bigardos han cometido en sus nombres.

Yo quiero hoy hacer una mención al rescate de las grandezas de nuestra herencia. Ahora sólo lo dicho. Espero volver con más contenido en la mochila.

 

El camino es la vida.

                Es necesario contemplar el conjunto.

La panorámica, la perspectiva desde todos los ángulos posibles.

Desde la atalaya mirar el valle con su amplitud, el bosque lleno de vida vegetal y animal, las montañas besando el cielo, el cielo albergando el gaseoso cuerpo, el río con su correr y serpentear multiforme, en su mansedumbre cuando riega el valle, en su turbulencia cuando cae de las montañas, en su abrazo cuando desemboca en el mar.

Contemplar el tiempo, en ese continuo y constante es y ya no es, porque el instante siguiente viene empujando sin dejarlo ni un solo momento.

Contemplar la realidad, siempre revestida de multitud de disfraces y formas cambiantes.

El que mira, ya “es” en su mirar.

El “mirar”, es su potestad.

“Es”, en la panorámica.

Y la panorámica, es reconocida por “él”.

Habita en su consciencia.

 

Buenas noches. Feliz fin de semana.

Juan Carbonell del Pino

 

 

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