Un terrible desastre como el que estamos
viviendo provocado por el coronavirus, nos señala lo precario de la salud de una
parte importante de nuestra sociedad.
Hemos estado ignorando por falta de
atención que gran parte de la población padece muchas enfermedades
degenerativas que van creciendo años tras años, sin ver que la causa es nuestro
estilo de vida y nuestros hábitos alimenticios que en general son malos. Nuestras
células y tejidos se cargan de basura, día a día, año a año, poco a poco, pero
constantes, nos intoxicamos sin percatarnos de ello.
Los sistemas sanitarios lo van
asumiendo y remendando lo mejor que pueden. Alzheimer, enfermedades de las
arterias, diabetes, obesidad, hipertensión...
Si no hubiera sucedido el contagio
por coronavirus no nos hubiéramos dado cuenta de que las enfermedades degenerativas complican
la situación de la pandemia por gripe.
Los titulares de los medios de
comunicación nos señalan datos muy significativos:
El 80% de los contaminados padecen
síntomas poco significativos y no necesitan hospitalización.
El hospitalizado tipo por
coronavirus es un hombre de más de 70 años con patologías previas.
Las UCI de los hospitales están
colapsadas
El número de muertos aumentan cada
día y ya se cuentan por miles.
La actividad económica se paraliza.
La deuda aumenta.
De aquí podemos sacar ya
conclusiones. Pero aún podemos añadir algún dato, las patologías crónicas
cardiovasculares, diabetes, hipertensión, etc., son factores de riesgo alto
para el que se contagia del coronavirus.
Cuando mejoramos nuestro estilo de
vida, especialmente la comida, estamos cuidando nuestra salud. Tener mala salud
es un riesgo alto que pone en peligro nuestro bienestar y el bienestar de la
sociedad en la que vivimos. La salud que tenemos es nuestra responsabilidad,
pues depende de nuestros hábitos. Somos cada uno los causantes de los desastres
ocasionados por falta de salud y del sufrimiento individual que esas
enfermedades producen
Si envejecemos con salud porque
comemos sano, fruta fresca, ensaladas, verduras poco hechas, nueces, cereales
integrales, legumbres, pastas integrales... incluso podemos ser vegetarianos, estaremos
sanos, seremos útiles, sin enfermedades y resistiremos eventos difíciles.
Pero lo que escucho en la calle es
"Que me quiten lo bailao", seguir comiendo carnes procesadas,
alimentos refinados, grasas, fritos, hamburguesas, bollería, etc. No se consumen
alimentos frescos como fruta, ensalada, verduras... Desde luego nadie te
quitará lo "bailao", lo llevarás contigo y te pesará, a ti, a tu
familia, al sistema de salud y a la economía del país, que al final somos todos.
Ponemos en peligro nuestra
civilización. ¿Un simple virus puede hacer lo que este ha hecho? Por lo visto
si puede. Pero no es el virus lo peor, lo peor es nuestra mala salud, lo peor
es nuestro mal estilo de vida. Un virus no es vida, es un anti-vida. Un artefacto
que espera su oportunidad para matar y multiplicarse.
En la próxima el típico inquilino
de las UCI con enfermedades previas, probablemente ya no será de 70 años, será
de entre 45 a 50 años.
Los malos hábitos, la mala
alimentación, van creando mala salud, poco a poco, año tras año, hasta que el
sistema biológico termina siendo lastimado y presenta disfunciones, después
enfermedades agudas, crónicas y un poco después degenerativas.
Está ahora en nuestras manos,
señalar con el dedo índice la palabra salud y cambiar hábitos. Al principio cuesta
un poco, después se disfruta más, pues con mejor salud las cosas saben mejor.
Aprovecho para dar las gracias por el esfuerzo realizado por
todos para salir de esta difícil situación, sanitarios, población en general, policías,
políticos, trabajadores, etc.
Mi corazón dolorido por el padecimiento de todos.