La justicia triunfa en las naciones unidas sobre el chantaje y las amenazas de Donald Trump.
Las naciones
han votado dentro de la justicia. Un total de 128 países votaron en
contra de Trump
El
presidente de EE UU solo logra que ocho países se sitúen de su lado en la
Asamblea General
La Asamblea
General de las Naciones Unidas, el órgano que representa a sus 193 miembros,
adoptó una resolución que rechaza la declaración del presidente Donald
Trump reconociendo Jerusalén como capital de Israel. Un total de 128
países votaron a favor del texto. Lo rechazaron la propia EE UU junto a Israel,
Guatemala, Honduras y otros cinco países. Hubo 35 abstenciones, incluidas las
de Canadá y México. Washington amenazó antes con retirar su ayuda a los países
que respaldaran la resolución, pese a no ser vinculante.
El voto se
celebró en una sesión especial de emergencia convocada por Yemen y Turquía. Se
produjo para protestar al veto el pasado lunes de Estados Unidos a una
resolución del Consejo de Seguridad, propuesta por Egipto, para denegar
cualquier intento de cambiar la situación histórica de Jerusalén y que hacía un
llamamiento a todos los países a que se abstengan de establecer embajadas en la
ciudad santa.
La
embajadora de EE UU, Nikki Haley. consideró la resolución que iba a adoptar la
Asamblea General como una “agresión” a la soberanía, valores e intereses de EE
UU. Y retomó la amenaza que en la víspera hizo el presidente Donald Trump
de retirar la ayuda a los que le critican. “Nuestra buena voluntad debe ser
respetada”, afirmó ante el plenario, “recordaremos este día cuando nos llamen
para pedir más”.
Miroslav
Lascak, presidente de turno de la Asamblea General, recordó antes de que la
resolución se sometiera al refrendo que todos los países tienen el deber de
respetar la Carta de la ONU y eso implica que deben acatar el derecho
internacional. El ministro de Exteriores turco. Mevlut Cavusoglu, condenó así la
decisión de EE UU porque quebranta de una manera “flagrante” el consenso sobre
Jerusalén, “que es muy claro”.
El texto
aprobado es muy similar al borrador vetado el lunes. Reafirma la decena de
resoluciones adoptadas por el Consejo de Seguridad sobre Jerusalén desde 1967.
En ellas se establece el requerimiento de que el estatus final de la ciudad
debe ser resuelto de mutuo acuerdo por Israel y Palestina. Cualquier decisión o
acción unilateral que lo altere, señala, “no tendrá efecto legal” y será
“nula”.
Actitud inaceptable
El ministro turco pidió a los
miembros de las Naciones Unidas que no se arrodillaran ante las amenazas
de Washington. “Esta actitud es inaceptable”, denunció ante el plenario.
Aliados
clave de EE UU como Reino Unido, Francia o Japón votaron a favor del texto pese
a la presión, para reafirmar así los principios y el marco legal definidos
sobre el estatus de Jerusalén. También remarcaron que no puede haber
excepción alguna sobre la cuestión de las embajadas. Canadá, México, Hungría y
República Checa optaron por abstenerse. "No puede haber obstáculos
adicionales que perjudiquen el avance", dijo el representante mexicano.
Las
diferentes delegaciones que participaron en el debate advirtieron de que una
solución duradera del conflicto no será posible sin acuerdo sobre Jerusalén y
en este sentido consideran que la vocación es que sea la capital de dos Estados
que vivan en paz. Y, para reafirmar la necesidad de preserva el statu quo,
recuerdan que hay más de 300.000 palestinos que viven en la ciudad, que
representan el 40% de la población.
Extremismo
Los
diplomáticos que intervinieron para explicar su voto hicieron un llamamiento a
la calma y la contención, para evitar que cristalicen las tensiones sobre
Jerusalén. El riesgo, insisten, es que el conflicto político se transforme
en uno religioso que sea aprovechado por los grupos radicales en
detrimento de los moderados. Eso podría, a su vez, tener un efecto
desestabilizador en toda la región.
El
representante de Yemen, en nombre del grupo de los países árabes, dijo al
presentar la resolución al voto que la situación en la región es
“extremadamente delicada” y la declaración de EE UU supone una amenaza para la
paz y la seguridad. “Es una decisión carente de valor, peligrosa y que socava
las posibilidades de paz. Solo sirve para atizar la violencia y el extremismo”,
advirtió.