martes, 7 de mayo de 2013

Alimentación y salud


Alimentación y salud

“Come poco y cena más poco, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago, amigo Sancho".      Miguel de Cervantes
No enfermamos por azar, sino que la enfermedad se instaura y desarrolla en el cuerpo con el alimento que cada día ingerimos.
Todos los alimentos dejan residuos metabólicos, los más limpios son los frescos y jugosos, como son las frutas, después de que han sido procesados en el estómago e intestino, van a la sangre camino de las células, en cuyo interior se realiza el metabolismo celular, dejando deshechos que serán eliminados a través de las membranas celulares al espacio intersticial; esa basura viaja a través de los líquidos del cuerpo, sangre y linfa, y es llevada al hígado y a los riñones para su eliminación al exterior.
En todo su recorrido, arterias, linfa, tejido intersticial, células, órganos… la basura va dejando impregnados todo cuanto toca, queda un depósito que va a formar obstrucciones, como los ateromas de cal y grasa en las arterias, barro y piedras biliares en la vesícula, restos en el interior de las células, partículas agresivas como son los radicales libres, piedras en el riñón, celulitis, deterioro de los glomérulos de los riñones, hígado graso, intoxicación del sistema nervioso, etc., y sus muchas enfermedades que derivan de lo anterior.
Sustancias muy dañinas como son las grasas duras, el amoniaco, procedente del metabolismo de las proteínas, colesterol, homocisteína, ácido úrico, etc.
Excesos y carencias, desnaturalización, son las características más sobresalientes de nuestra alimentación. Excesos de grasas duras, escasez de ácidos grasos poliinsaturados como son el linoleico y el linolénico, que se encuentran en las nueces, en el germen de los cereales integrales, en las semillas de lino... ; exceso de alimentos refinados, se les quita la piel y el germen a los cereales, con lo que se les priva de los ácidos grasos esenciales, de las vitaminas, minerales y fibra... ; carencia de alimentos integrales, como las pastas integrales, el arroz integral, el pan integral, etc.; malos alimentos epigenéticos como carnes, refinados, grasas trans, etc., escasez de buenos alimentos para que la expresión genética sea beneficiosa como verduras, frutas, cereales integrales... 
De generacíón en generación, cada vez somos más débiles y degenerados. En la juventud se soportan los excesos, y cada vez menos; ya en la madurez se empiezan a sufrir las consecuencias, y no solo son consecuencias de los abusos de los años jóvenes, que se suman a los abusos de nuestros padres, tal y como nos lo cuenta la rama de la genética, la epigenética; heredamos la debilidad por los abusos de las generaciones pasadas, y nuestros hijos y nietos heredarán la debilidad como consecuencia de nuestros malos hábitos.
Autor: Juan Carbonell

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